Los procesos que ejecutan de forma concurrente en un sistema
se pueden clasificar como procesos independientes o cooperantes. Un proceso
independiente es aquel que ejecuta sin requerir la ayuda o cooperación de otros
procesos. Un claro ejemplo de procesos independientes son los diferentes
intérpretes de mandatos que se ejecutan de forma simultánea en un sistema. Los
procesos son cooperantes cuando están diseñados para trabajar conjuntamente en
alguna actividad, para lo que deben ser capaces de comunicarse e interactuar
entre ellos.
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